¿QUE CREEMOS?
Nosotros creemos que la autoridad que da fundamento a lo que creemos no reside en ningún credo ni confesión de fe, sino única y exclusivamente en la Palabra de Dios: La Santa Biblia.
1 - LAS ESCRITURAS
Creemos que el autor de la Santa Biblia es Dios y que fue escrita por hombres divinamente inspirados. Creemos que su objetivo principal es la salvación del hombre.
Creemos que su contenido es la verdad sin posibilidad ninguna de error. Creemos que revela los principios que Dios aplicará cuando nos juzgue. En conclusión creemos que la Santa Biblia constituye la norma
suprema sobre las conductas, creencias y opiniones de los hombres.
2 - EL DIOS VERDADERO
Creemos que, de acuerdo con las Sagradas Escrituras, hay un único Dios, vivo y verdadero, creador del cielo y de la tierra y de todo lo que en ellos hay, con existencia propia,
o sea, no creado. Dios, según su propia naturaleza, es eterno, omnisciente, omnipresente y omnipotente. Dios es amor, es justo y es santo, un solo Dios en tres personas distintas: el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo, coeternos e iguales en perfección divina, pero con distintos cometidos en la redención de la humanidad, y perfectamente unidos en un solo ser.
Dios el Padre: Como Padre, El reina con cuidado providencial en su universo, en sus criaturas y en la historia humana, según los propósitos de su gracia. Dios es verdaderamente Padre de todos aquellos que
llegan a ser sus hijos por medio de la fe en Cristo Jesús.
Dios el Hijo: Cristo es el Hijo eterno de Dios. En su encarnación como Jesús de Nazaret fue concebido por obra del Espíritu Santo y nacido de la virgen María. Jesús reveló y cumplió plenamente la voluntad del Padre.
Se hizo completamente hombre, mas nunca cometió pecado. Honró la ley divina con su obediencia personal, y con su muerte en la cruz proveyó la redención del hombre. Fue levantado de entre los muertos con un cuerpo
glorificado y apareció a sus discípulos como la persona que estaba con ellos antes de ser crucificado. Ascendió a los cielos y ahora está exaltado a la diestra de Dios el Padre, siendo el único Mediador entre Dios
y los hombres, ya que tiene naturaleza divina y humana. Jesucristo volverá con poder y gloria para finalizar su misión redentora y para juzgar al mundo; mientras tanto mora en todos los creyentes como Señor y Salvador.
Dios el Espíritu Santo: El Espíritu Santo es el Espíritu de Dios. Él inspiró a unos santos hombres de la antigüedad para que escribieran las Escrituras. Él capacita a los hombres para que entiendan la verdad,
convence de pecado, de justicia y de juicio. Llama a los hombres para que acudan al Salvador, efectúa la regeneración y exalta a Cristo. El Espíritu Santo conforta a los creyentes y les otorga los dones espirituales
con los que la iglesia es edificada. Preserva al creyente hasta el día de la redención. Su presencia en el cristiano garantiza que Dios conducirá al creyente hacia la madurez espiritual.
Ilumina y da poder al creyente y a la Iglesia en la adoración, la evangelización y el servicio.
3 - EL PECADO DEL HOMBRE
Creemos que, según las Escrituras, el hombre fue creado a imagen y semejanza de Dios a quien ha de obedecer. Pero nuestros primeros padres (Adán y Eva) pecaron desobedeciendo a Dios,
quedando sometidos o expuestos al juicio divino. El pecado produce la separación entre Dios y el hombre y arrastra a éste hacia la condenación, sin que pueda alcanzar la salvación por sus propios méritos,
ni por sus propias obras.
4 - LA SALVACIÓN
Creemos que, según las Escrituras, la salvación significa pasar de muerte a vida; es decir, pasar de estar espiritualmente muerto y condenado a causa del pecado, a tener vida:
Una nueva vida eterna con CRISTO, primero aquí en la tierra y, luego, tras la muerte física, en los lugares celestiales. La salvación supone la reconciliación con Dios, y se obtiene mediante el arrepentimiento sincero
y la fe (genuina o auténtica) en el Señor Jesucristo y en su obra redentora e intercesora. En su sentido más amplio, la salvación comprende la justificación, la regeneración, la santificación y la glorificación.
Justificación: Creemos que la justificación es un acto de Dios y un estado del cristiano. En el instante en que el pecador arrepentido acepta por la fe la gracia divina, que nos es ofrecida en la expiación
vicaria de Jesucristo en la cruz, pasa a estar justificado, es decir, es declarado justo delante de Dios y liberado de Su ira y de la condenación eterna, que por su injusticia merecía, recibiendo en su lugar los
beneficios de la salvación obtenida a través de Jesucristo.
Regeneración: La regeneración es el nuevo nacimiento en Cristo Jesús que se produce por obra del Espíritu Santo, y constituye el comienzo de una vida nueva caracterizada por la obediencia al Evangelio
y los frutos del arrepentimiento y la fe.
Santificación: La santificación es un proceso que comienza con la regeneración y concluye en la glorificación. Mediante la santificación (santos = apartados para Dios), los creyentes van siendo perfeccionados
por el Espíritu Santo siguiendo el modelo de Cristo, y son capacitados para hacer la voluntad de Dios, conforme a los propósitos divinos.
Glorificación: La glorificación es la culminación de la salvación y la participación de la gloria de Cristo: un estado eterno, gozoso, final y permanente de los redimidos en la presencia de Dios.
5 - LA PERSEVERANCIA DE LOS SANTOS O VERDADEROS CREYENTES
Creemos que, según las Escrituras, los redimidos en Cristo, o sea los nacidos del Espíritu, no apostatarán de la fe, sino que perseverarán hasta el fin. Esto distingue a los verdaderos
creyentes de aquellos que superficialmente hacen profesión de fe; pues los cristianos auténticos son guardados por Dios y nada ni nadie les podrán separar del amor de Dios en Cristo Jesús.
6 - UNA IGLESIA CRISTIANA EVANGÉLICA
Creemos que, según las Escrituras, la Iglesia fue fundada por Jesucristo, que es la cabeza de la Iglesia. Que cada iglesia local está formada por quienes públicamente han confesado
a Jesucristo como su Salvador y Señor, dando testimonio de su fe en Él y manifestando su compromiso con la propia iglesia por medio del bautismo. Que las iglesias locales son cuidadas y dirigidas exclusivamente
por CRISTO a través de sus miembros, siendo éstos capacitados, según los dones espirituales, como pastores, maestros, diáconos, etc., para la edificación del Cuerpo de Cristo.
Que la administración de cada iglesia es responsabilidad de todos y cada uno de sus miembros. Que los fines de la iglesia son la adoración a Dios, la proclamación del Evangelio, la enseñanza de las Escrituras,
la comunión de sus miembros, y el servicio a los demás.
Y que los medios con que cuentan las iglesias para el cumplimiento de sus fines son tanto materiales como espirituales: los materiales vienen mayormente de las ofrendas de los miembros (diezmos y ofrendas)
y los espirituales están constituidos por la gracia de Dios, la presencia de Cristo y los dones del Espíritu Santo.
7 - EL BAUTISMO CRISTIANO Y LA CENA DEL SEÑOR
Creemos que, según las Escrituras, las dos únicas ordenanzas dadas por Cristo a la iglesia son el bautismo y la cena del Señor.
El Bautismo: Creemos que, según las Escrituras, el Bautismo en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo sólo ha de administrarse a quien ya profese fe personal y genuina en JESUCRISTO, practicándose
por inmersión en agua simbolizando la muerte a la vieja naturaleza o vieja vida y la regeneración interior hacia una nueva vida en comunión con Cristo y con la Iglesia. El Bautismo es un requisito para participar
de la cena del Señor y de los derechos y obligaciones como miembro de la iglesia.
La Cena del Señor: Creemos asimismo que, según las Escrituras, la institución de la Cena del Señor es otra ordenanza que han de practicar los miembros de la iglesia, tras un detenido examen de conciencia y
arrepentimiento en su caso, tomando pan y vino después de dar gracias a Dios. El pan y el vino no imparten gracia, sino que simbolizan o representan el cuerpo y la sangre de CRISTO, entregado y derramada
respectivamente para la remisión de los pecados de toda la humanidad. La celebración de la Santa Cena constituye un testimonio de fe, y un acto de proclamación de la muerte redentora y de la resurrección gloriosa
del SEÑOR hasta su segunda venida.
8 - EL DÍA DEL SEÑOR
Creemos que, según las Escrituras, cada primer día de la semana debemos de congregarnos para dar culto a Dios, proclamando y celebrando la resurrección de Cristo.
9 - EL JUICIO Y DESTINO ETERNOS
Creemos que, según las Escrituras, Cristo regresará a la tierra de una manera imprevista y gloriosa, seguida de un juicio final. Y el SEÑOR pondrá a unos a su derecha, para que
disfruten en el cielo de la gloria celestial, y a otros, a su izquierda para condenación eterna en el infierno.